El cine en crisis: ¿qué futuro le espera a la gran pantalla?
Cinefagia
- abril 3, 2025
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Desde los inicios del cine sonoro hasta el streaming en 4K, la historia del séptimo arte ha sido una montaña rusa de reinvenciones. Hoy, en plena era digital, nos enfrentamos a una pregunta tan vieja como vigente: ¿está el cine en crisis?
Un modelo para entender el caos: Rick Altman y sus ciclos
Para hablar de crisis en el cine, no hay mejor punto de partida que el modelo propuesto por Rick Altman en su ensayo Otra forma de pensar la historia del cine (2000). Lejos de ver las crisis como rupturas terminales, Altman las entiende como momentos de transición: puntos de inflexión donde viejos paradigmas colapsan y nuevos modelos comienzan a emerger, a menudo en un juego de ensayo y error que redibuja el mapa narrativo, industrial y cultural del cine.
Según Altman, estas crisis suelen estar marcadas por tres elementos: el surgimiento de nuevas tecnologías, la transformación de los hábitos de consumo y la necesidad de construir nuevas formas de legitimidad estética y narrativa. ¿Te suena familiar?
La pantalla chica se hace gigante (y portátil)
Hoy no sólo estamos frente a una crisis, sino a una reconfiguración radical. Las plataformas de streaming, los algoritmos de recomendación, las series por entregas y los TikToks virales han dinamitado la idea del cine como experiencia colectiva centrada en la sala oscura. Ahora las narrativas viven en múltiples pantallas y se adaptan a nuevas formas de atención: más fragmentadas, más interactivas, menos rituales.
El auge del contenido on-demand ha desplazado la centralidad del cine tradicional. Las películas ya no necesitan taquilla para tener impacto cultural. Incluso hay cineastas que piensan en sus obras no para salas, sino para plataformas como Netflix, MUBI o incluso YouTube. En este ecosistema, ¿dónde queda la llamada “gran pantalla”?
Narrativas en mutación
Así como el cine sonoro transformó el lenguaje visual de la era muda, o el color reconfiguró los códigos simbólicos del blanco y negro, hoy estamos viendo mutaciones narrativas profundas. Historias no lineales, universos compartidos, series que se comportan como películas de 8 horas y películas que parecen capítulos extendidos. Las fronteras se difuminan.
Altman diría que estamos en plena transición entre modelos. El cine de autor convive con blockbusters hipermercadotécnicos, mientras que lo experimental encuentra refugio en el videoarte o en la web. La vieja pregunta “¿qué es cine?” ya no tiene respuestas claras, y eso —lejos de ser una tragedia— podría ser una oportunidad.
¿Y el futuro?
¿Desaparecerán las salas de cine? Probablemente no. Pero sí cambiarán. Se convertirán en espacios de evento, en experiencias curadas para públicos específicos, más cercanas al teatro o al concierto en vivo. Ya lo vemos con funciones con invitados, proyecciones en 35 mm, festivales boutique y ciclos de culto.
El cine como arte no está muriendo. Está mutando, como lo ha hecho siempre. Lo que queda atrás es el modelo industrial y cultural del siglo XX, ese que asociamos con Hollywood clásico, la alfombra roja y la butaca numerada. Lo que emerge es un cine más disperso, más híbrido, más líquido.
Y tú, lector cinéfilo, ¿cuál fue la última película que viste en una sala? ¿La recuerdas con nostalgia… o con esperanza?