
Adaptar un videojuego al cine o a la televisión ha sido, históricamente, una jugada arriesgada. Por cada acierto (The Last of Us, Arcane), hay varios tropiezos que preferimos olvidar (Super Mario Bros. de 1993, te estamos mirando). Pero, ¿qué es lo que realmente convierte a una adaptación de videojuego en una experiencia digna de la pantalla grande o chica? ¿Qué ingredientes debe tener para satisfacer tanto a los gamers como a los cinéfilos?
Hoy en Geekfagia, desmenuzamos qué hace buena a una adaptación de videojuego, y por qué algunas triunfan mientras otras quedan en el olvido.
1. Respetar la esencia, no copiar al pie de la letra
Una buena adaptación no tiene que seguir cada detalle del juego como si fuera un manual. Lo importante es capturar la esencia del mundo, los personajes y las emociones que provoca. Arcane, por ejemplo, no adapta ninguna historia concreta de League of Legends, pero logra expandir su universo y darle una narrativa sólida que funciona por sí sola.
2. Entender el lenguaje del cine y el de los videojuegos
No es lo mismo experimentar un juego que ver una película. En los videojuegos, el jugador toma decisiones, explora, participa. En el cine, todo está guiado por la cámara y el montaje. Las mejores adaptaciones son las que saben traducir la experiencia jugable en lenguaje cinematográfico.
The Last of Us es un gran ejemplo: adapta el videojuego, pero ajusta tiempos narrativos, profundiza en algunos personajes secundarios y cambia ciertos eventos para mantener la tensión en cada episodio. No todo se cuenta igual en una serie que en un juego.
3. Atreverse a proponer algo nuevo
Las adaptaciones que se arriesgan a ofrecer algo más allá de lo que ya viste en el juego suelen ser las que destacan. Cyberpunk: Edgerunners, basada en Cyberpunk 2077, no sigue la trama del videojuego, pero amplía su universo con nuevos personajes y situaciones, manteniendo la estética y el tono del original.
Este tipo de propuestas permiten que tanto los fans como quienes no jugaron el título puedan disfrutar la experiencia.
4. Cuidar la dirección artística
Parte de lo que nos engancha de los videojuegos es su estilo visual único. Las mejores adaptaciones trasladan ese estilo a la pantalla de forma creativa. En Arcane, el uso de animación pintada a mano, colores vibrantes y movimientos fluidos, logra capturar el espíritu del juego, pero también darle una identidad propia.
En el caso de Detective Pikachu, la combinación entre CGI y live action respetó el diseño de los Pokémon, haciéndolos creíbles sin perder su esencia caricaturesca.
5. No subestimar al público
Uno de los errores más comunes en las malas adaptaciones es pensar que los gamers aceptan cualquier cosa solo porque lleva el nombre de su juego favorito. Hoy, los videojuegos cuentan historias complejas, profundas, con personajes que evolucionan, y los fans esperan lo mismo en la pantalla.
Una buena adaptación entiende al público, sabe que quienes jugaron esas historias tienen expectativas altas y quieren ver respeto por lo que aman.
Adaptar un videojuego no es copiar y pegar, es reinterpretar una experiencia interactiva en un formato pasivo, y hacerlo con respeto, creatividad y mucho cariño por el material original. Si logras eso, tendrás tanto a gamers como a cinéfilos de tu lado.
Y tú, ¿cuál ha sido la adaptación de videojuego que más te ha gustado? ¿Y cuál te ha roto el corazón? Cuéntanos en los comentarios y comparte este post con ese amigo que siempre se queja de las películas de videojuegos. 🎮 🎥