Especiales Cinefagia Reseñas

Un monstruo viene a verme de J. A. Bayona

Un monstruo viene a verme de J. A. Bayona

El duelo infantil contado desde la raíz del miedo y la verdad

Hay películas que no están hechas para entretener, sino para abrazar a quienes están rotos. ‘Un monstruo viene a verme’ (2016), del director español J. A. Bayona, es una de ellas.
Aquí, la infancia no es refugio ni lugar seguro: es un terreno frágil donde el dolor florece demasiado pronto y las verdades pesan más que los sueños.

La historia sigue a Connor, un niño de 13 años que enfrenta una situación imposible: su madre está gravemente enferma, su padre ausente, la escuela es un campo minado de bullying, y la única figura adulta cercana —su abuela— parece hablar un idioma emocional que él no entiende.
En medio de ese colapso emocional, aparece el monstruo. No para asustarlo, sino para contarle tres historias… y obligarlo a contar una cuarta: la suya propia.

Lo fascinante de esta cinta es que, aunque juega con elementos de fantasía (árboles que caminan, cuentos ilustrados, un monstruo milenario con voz de Liam Neeson), todo está al servicio de una sola cosa: nombrar el dolor que los niños no siempre saben cómo expresar.

Connor no quiere ser valiente. Solo quiere que todo pare. Que alguien lo escuche. Que alguien le diga que está bien estar enojado, tener miedo, sentirse culpable o querer gritar hasta romperse.
Y es en ese cruce entre el realismo emocional y la fantasía visual donde Bayona construye algo único: una película profundamente humana sobre el duelo anticipado, esa clase de sufrimiento que empieza mucho antes de que el adiós sea oficial.

Visualmente, el film es precioso: las transiciones entre la realidad y los cuentos son fluidas, orgánicas y cargadas de simbolismo. El diseño del monstruo, inspirado en la mitología arbórea celta, está lleno de textura y peso emocional. Pero lo que realmente conmueve es el rostro de Connor: esa mezcla de furia contenida, cansancio y esperanza que solo los niños que han tenido que crecer demasiado rápido pueden sostener.

‘Un monstruo viene a verme’ nos obliga a replantear la idea de que los niños “no entienden”. La película deja claro que entienden demasiado. Que cargan más de lo que deberían. Y que muchas veces lo único que necesitan es un espacio para decir lo que sienten sin ser corregidos, sin ser censurados… sin ser abandonados.

Bayona entrega una obra que emociona sin manipular, que duele sin ser melodramática, y que encara la verdad con la misma valentía con la que Connor enfrenta su monstruo. Porque a veces, el monstruo no es una criatura enorme. A veces, el monstruo es lo que sentimos por dentro y no sabemos cómo decir. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *